Rubén Darío

Un intelectual no encontrará en la tarea periodística sino una gimnasia que lo robustece. Rubén Darío
No soy intelectual ni periodista, pero sí creo que el ejercicio de redactar las ideas y ponerle palabras a los sentimientos ayuda a aclarar el pensamiento.
An intellectual will not find in the journalistic work but a gymnastic that strengthens. Ruben Dario
I am not an intellectual nor journalist, but I do believe the work of write down ideas and putting words to the feelings helps to clarify the thoughts.

viernes, 31 de diciembre de 2010

Otro año que queda atrás

jajaja... empezando a escribir este post se me ocurrió el post anterior, jajaja... lo publiqué porque no tendré otra oportunidad en este año para publicarlo y que tenga el mismo sentido que el día de hoy tiene... ahora sí, vamos a lo bueno...
El 2010 sí me gustó, con todo y todo, el 2009 fue para recuperarme del 2008 y 2007, así que este año puedo decir que en efecto fue mejor que el anterior. Aún así me inquieta el hecho de no saber qué esperar para el próximo año, creo que por primera vez me enfrento a demasiadas incertidumbres... seguir o no seguir trabajando, seguir o no seguir en teatro, seguir o no seguir intentando, buscando... todo depende, pero depende ¿de qué? Sé que sólo yo puedo encontrar la respuesta, pero ¿dónde?
Este año me ha dejado muchas enseñanzas, además de logros, cómo olvidar mi 14 de febrero tomando suero oral, el concurso de la UIC, el intertalleres junto con los 4 enormes días en casa de Nami, la segunda temporada de Lisístrata, que Raquel y Andrés cortaran, el congreso, mi cumpleaños, la despedida de Felipe, la de Beto, que Raquel y Andrés regresaran, entrar a trabajar, dejar teatro, el proyecto de CU skyscraper, el aniversario, Navidad... son tantas cosas imposibles de resumir, tantas risas, bromas, frases, anécdotas, situaciones...
Este año me porté un poco impulsiva, pero honestamente no me arrepiento de nada, tal vez este año hice muchas cosas que antes jamás habría siquiera pensado en hacerlas, y me da gusto decir que tuve coraje y decisión para poder seguir adelante, ahora sólo espero que no me falte el coraje cuando se trate de enfrentarme a las consecuencias de algunas decisiones.
Es muy fácil confundir la valentía con la insensatez, la perseverancia con la necedad, el liderazgo con la dictadura, así como también es difícil confundir la honestidad con el cinismo, los sueños con las locuras, y la diversión con los vicios, y no quiero pensar que esas cosas jamás me sucederán a mi, vale más tener un poco de precaución y mantener siempre los pies sobre la tierra.
Supongo que ese será mi objetivo de este año, ser una persona un poco más aterrizada. Me gusta demasiado soñar y me da miedo un día perderme entre tantos sueños y divagaciones. Si bien los sueños e ilusiones ayudan a tener una visión un poco más alegre del futuro, a veces por andar soñando no me doy cuenta de que pienso en imposibles, y el golpe que me doy cuando choco contra el suelo por haber andado volando muy alto ya me ha sacado bastantes lágrimas... sobretodo este año...
Mil gracias a la gente que formó parte de mi vida en este año, saben que los adoro, ni siquiera tengo que mencionarlos. Cada uno me ha dejado grandes enseñanzas, experiencias, vivencias, recuerdos e ideas. Ojalá sigan formando parte de mi vida el próximo año. Feliz año 2011!!! a ver qué tal nos va!!! :D

Resumen del año

enero: él
febrero: él
marzo: él y yo
abril: ¿él o tú?
mayo: él y tú
junio: él, tú y yo
julio: él vs tú
agosto: tú y yo
septiembre: yo
octubre: tú
noviembre: tú
diciembre: ni tú, ni él, ni yo

jajaja... así de fácil...

viernes, 24 de diciembre de 2010

domingo, 19 de diciembre de 2010

Lo que tú quieres...

No dejo de darle vueltas a esta conversación... o cacho de conversación... dice taaanto sobre lo que pienso de las relaciones...

Dijo:
- Lo que tú quieres es escuchar que alguien te ama, que eres el mundo para alguien.
Contesté:
- No, lo que quiero es que dejen de decirme mentiras, que dejen de decirlo cuando no es cierto, pensando que eso es lo que quiero escuchar.

(silencio)

martes, 14 de diciembre de 2010

Cien años de Gloria

Y bueno... antes de que se acabe el 2010 publicaré lo que quería publicar para el centenario de la Revolución. Texto escrito por Jorge Ibargüengoitia hace algunos añitos... sólo para ver que las cosas no han cambiado mucho.

SESENTA AÑOS DE GLORIA
Si Villa hubiera ganado...

Los cumpleaños tiene dos defectos: son inevitables y acumulativos y además, van deformando la personalidad del que los festeja. En alguna parte leí que el principal problema que existe en los asilos de ancianos es el de la imposibilidad de comprensión, puesto que a los ojos del personal encargado, las internas son unas viejitas desdentadas, que pasan el día tejiendo o mirando televisión, mientras que cada una de ellas, en cambio, se considera a sí misma dentro de una perspectiva temporal mucho más amplia, que incluye el premio de matemáticas que ganó en tercero de secundaria, el baile al que asistió algún personaje ya difunto, el marido enterrado, y el recuerdo de muchas glorias que resultan incomprensibles para los que la atienden.
Lo mismo pasa con las revoluciones. Se hacen viejas y llega un momento en que cuesta mucho trabajo recordar lo que fueron en sus mocedades. A la nuestra, por ejemplo, le pasa lo mismo que a todas las mujeres de sesenta años. Ha adquirido una respetabilidad que nunca hubiera pretendido tener en su juventud. Actualmente, la Revolución Mexicana es un movimiento, en el que participamos una gran mayoría de los mexicanos, encaminando a lograr la justicia social y el bienestar de los mismos.
Cuesta trabajo recordar que nació como un impulso arrollador para arrancar de su pedestal a un figurón monolítico, que sus primeros veinte años son, en realidad, una sucesión no interrumpida de acusaciones de traición y de actos de desconocimiento, que al alcanzar su mayoría de edad pasó por un periodo francamente socialista, y que al llegar a su madurez tuvo necesidad de reconocer la existencia de ciertos problemas fundamentales de supervivencia y que se vio obligaba a claudicar en muchos terrenos.

En la actualidad, las mocedades de la revolución siguen siendo de los episodios más confusos de nuestra historia.
- ¿Zapata era bueno, mamá?- preguntan los niños.
- Sí, era bueno. Luchó contra la opresión del campesino y porque se les entregara la tierra a quienes la trabajan- explica la madre patriótica y revolucionaria.
Esta es la parte fácil. Lo que cuesta más trabajo explicar es cómo, siendo bueno, luchó en contra de Madero, que también era bueno, y de Carranza, que también lo fue; y cómo siendo bueno, murió a consecuencia de una intriga en la que, todo parece indicar, metió las manos don Pablo, otro buenazo, que años antes había combatido al archivillano irredento de la Revolución, Victoriano Huerta. Prueba de la maldad de este último es que ni siquiera le han hecho estatua.
Ahora, la revolución joven se nos presenta como un movimiento popular de los pobres contra los ricos y el ejército. Este no es un concepto nuevo. Era la idea que tenían Zapata y Villa cuando se juntaron antes de entrar en la ciudad de México. Nomás que cuando dijeron, mutatis mutandis:
- Ahora sí ya nos juntamos los pobres para acabar con los ricos...
No estaban pensando sólo en los ricos porfirianos, sino también en los carrancistas.
Lo que pasa es que, en busca de la simplificación, se ha tratado de ver la Revolución como un western, con malos y buenos, triunfadores y vencidos y en donde la virtud se impone al final.

Pero querer ver la Revolución como un western es no entenderla. Es cierto que fue un movimiento popular, pero no todos los revolucionarios eran igual de "pueblo".
En una película que vi, de la época, hecha por un señor de Sinaloa, aparece la entrada de Carranza en la ciudad de México. Va él a caballo, entre un mar de sombreros anchos y calzones blancos. De repente el de a caballo se detiene y el mar se abre, para dejar paso a unos señores de levita pasada y sombrero alto, que vienen a estrechar la mano del triunfador. Estos mismos señores nunca hubieran salido a darle la mano a Zapata o a Villa, porque sabían a qué se hubieran atenido. En el momento de estrechar la mano de los de chistera, Carranza contrajo uno de tantos compromisos, que él creía necesarios, porque consideraba que había llegado el momento, en que, más importante que nada, era pacificar el país.
Se comprometió con todos, menos con los que no estaban dispuestos a comprometerse, que eran Zapata y Villa. A ésos tuvo que aniquilarlos.
Lo que hubiera pasado si Villa hubiera ganado la batalla de Celaya es algo que no podemos ni siquiera imaginar. Claro que no podía ganarla, porque la tenía perdida antes de empezar. No sólo por los errores tácticos que cometió, que fueron garrafales, sino además y principalmente, porque en el país no había elementos técnicos suficientes para sostener un ejército. Eso tenía que venir de fuera, y el gobierno de los Estados Unidos ya había decidido a quién darle los medios para ganar la batalla. No era a Pancho Villa.
Zapata y Villa perdieron la guerra y la vida, pero no completamente la Revolución.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Depresiva

Yo no sé porqué si sé que algunas canciones me hacen estar sensible y triste y entrar en depresión me pongo a escucharlas.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Conociéndote

Total que terminaste haciendo lo que siempre supe que harías, pero que en el fondo esperaba que no hicieras, y no es la primera vez que eso pasa.
Tipo como que es un poco escalofriante darme cuenta lo bien que te conozco, y es un poco "creepy" el hecho que lo que conozco de ti no es digamos como que la parte bonita de tu forma de ser, o la parte padre de ti.
Lo peor de todo es que si me conocieras tan solo la cuarta parte de lo que yo te conozco a ti sabrías qué hacer para hacerme pensar que en realidad no te conozco TAN bien.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Cuando

Qué chulada de poema!!!

Demasiado entregada
en demasía
demasiado inocente,
demasiado mujer ¿amenazante?
demasiado ella misma.

Cuando saque la casta,
ya no será reposo, agua tranquila.
Vendaval, arrasará con todo.
No habrá muro, dique, pared que la contenga.
Soltará las amarras, los nudos, los apegos
y verá claramente el mediodía.

No hay que confiarse,
hay en ella una parte olvidada pero intacta.
Cuando saque la casta,
arrasará con todo.
Y quien la conoció
y quien la disfrutó,
sólo podrá decir:
Tuve a mi lado a una mujer demasiado entregada
en demasía
demasiado ella misma, enamorada,
y no la vi.



Angélica de Icaza