Rubén Darío

Un intelectual no encontrará en la tarea periodística sino una gimnasia que lo robustece. Rubén Darío
No soy intelectual ni periodista, pero sí creo que el ejercicio de redactar las ideas y ponerle palabras a los sentimientos ayuda a aclarar el pensamiento.
An intellectual will not find in the journalistic work but a gymnastic that strengthens. Ruben Dario
I am not an intellectual nor journalist, but I do believe the work of write down ideas and putting words to the feelings helps to clarify the thoughts.

lunes, 28 de febrero de 2011

What am I doing?

¿Qué estoy haciendo con mi vida? Hay tantas cosas que antes amaba hacer y que he dejado ¿porqué he de dejar de ser quien soy sólo para seguir con lo que la sociedad nos demanda? ¿porqué no puedo bailar? ¿porqué he dejado el teatro? ¿porqué ya no dibujo (al menos no como antes)? ¿porqué ya no sonrío tanto? ¿porqué ahora sólo vivo en estrés ansiando dormir? ¿porqué ahora siempre estoy cansada? ¿porqué me he convertido en una persona tan triste? ¿porqué...?

sábado, 26 de febrero de 2011

... vida real 2

Hace unos meses posteé sobre la ... vida real, plantearé esto como la continuación de ese post, así que hay que leer ese primero ;)
A mi me dijeron que la vida real era horrible, que es sucia, corrompida, cruel, estresante, injusta, hipócrita, falsa, odiosa, repugnante en casi todos los sentidos. Ayer me di cuenta de que no es así.
Ayer me reí a carcajadas y me sentí viva, repensé sobre algunas situaciones, recordé anécdotas de no hace mucho tiempo, me senté en el pasto y disfruté de buena compañía.
Ayer olvidé todo el estrés del mundo, olvidé lo cansada que estaba, mis pendientes y hasta que estaba enferma. Ayer... después de algunas semanas en las que mi cabeza me ha torturado con mil voces, en donde se mezclan las cosas que no me gustan de la vida las que TENGO que hacer, y todas se contraponen con lo que quiero; me sentí libre, viva.
Fue como sacudirme el polvo de lo que la gente dice, de lo que la vida mecanizada hace que hagamos. No voy en contra del crecimiento profesional o académico de las personas, pero debo confesar que había estado olvidando lo que le da sentido a todo eso.
La vida real no es la vida profesional, o la vida independiente, eso sólo es parte de nuestro crecimiento. La vida real es saber sentirse vivo con la cosa más simple, recordar lo que se ha vivido, y cómo se ha disfrutado. Me encanta poder expresarme, poder decir lo que siento y pienso sin que alguien me diga que estoy perdiendo mi tiempo, me encanta decir que tengo la ilusión de un mundo mejor, sin que me digan que soy estúpida, me encanta ponerme a criticar las actitudes que la sociedad a veces toma, y no callarme ante lo que considero injusto o una exageración, dar mi punto de vista sin que me digan que no tiene sentido que me ponga a pensar en eso, "tú piensas demasiado" me dijeron alguna vez.
Gracias por el día de ayer!!! porque comprendí que la vida real no es lo que siempre me dijeron que era, no... la vida real es eso que te hace sentir vivo, no lo que te hace ser igual a los demás, es lo que no te callas mientras la demás gente sí, es lo que una multitud ignorante jamás podrá comprender, es algo que "los grandes" han olvidado, porque se sumergieron en la monotonía.
Y esa vida es la que de verdad importa, no el estrés del trabajo o la escuela, esa vida que te llena de energía, en lugar de chupártela como un parásito.
Me encanta haberme topado con gente con quien con el simple hecho de compartir una tarde, me hacen aprender, pensar, decidir. Los quiero mil montoneees!!! Gracias Quetzalcóatl!!! Gracias Caballeritos!!!

miércoles, 23 de febrero de 2011

You're still the only one

Debo reconocer que era un día que estaba triste por él, en todo el día no había podido dejar de pensarlo.
Y entonces vi la luna, la luna llena en medio de la noche, iluminándolo todo, y casi en cuanto la vi me viniste a la mente, me tomó como unos tres segundos darme cuenta que a pesar de que en todo el día había pensado en él, tú fuiste la primer persona en quien pensé cuando vi la luna, y entonces sonreí.
Me di cuenta que el dolor de perder a cualquier otra persona es NADA comparado con el eterno dolor que tengo por no tenerte a ti, así pues soy invencible, soy insensible, nada ni nadie puede lastimarme o dolerme más que tu recuerdo, que tus palabras, que tu ausencia aquí.
Supongo que debería agradecerte, porque a pesar de que me dueles, haces que todos los demás dolores se reduzcan a nada, y entonces me haces sonreír.

domingo, 20 de febrero de 2011

Tu edad

Para una persona que me inspiró mucho, y lo sigue haciendo. También para Paulina, Brenda, Matla y Lizbeth; y claro para mis sobrinas :D

Ahora tengo mas o menos la misma edad que tú tenías cuando me conociste, no tienes idea de cuánto tiempo esperé esta fecha.
La forma que tú tenías de ver la vida cuando te conocí influyó enormemente en mi, y desde entonces me preguntaba cómo es que alguien tan lleno de ideas decidía pasar el tiempo con una mocosa como yo, que apenas salía de su burbuja rosa, de su egocentrismo y comodidad de la vida. Recuerdo tus comentarios, tan espontáneos, tan acertados, tan sarcásticos, tan observadores. Recuerdo cómo algunas de tus frases se han convertido en líneas rectoras en mi vida, y hasta en más de una ocasión te he citado.
No creo que seas de las personas que mejor me conocieron, o que me conozcas, pero me inspiraste a hacer muchas cosas, y crecí gracias a ti, tus ideas influyeron en mi vida, no porque mi mente fuera débil, sino porque escucharte hablar era aprender a cada instante (tanto cosas buenas, como malas).
Ahora tengo casi la misma edad que tú tenías cuando nos conocimos, aún te recuerdo mirándome con cara de saber muchísimo más que yo y decir: Yo tengo 21, corazón.
Desde entonces me obsesioné con la idea de qué tanto más podría saber alguien a esa edad, qué tantas experiencias podría tener hasta que yo cumpliera 21, qué pensaría alguien de 21 años de una mocosa como yo.
Miro hacia atrás y sé que he cambiado, en parte por ti, en parte por la vida, por las experiencias que cada quien se topa. Evidentemente sé más de lo que en ese entonces sabía, aunque me angustia darme cuenta el porqué siempre parecías estar tan presionado, tan triste. Sigo pensando que no sé todo lo que quisiera saber, y no sé tanto como tú parecías estar seguro de saber. Cuando miro a alguien más joven que yo, no puedo evitar pensar en cómo me veías tú, y jamás logro descifrar el misterio ¿qué fue lo que viste en mi que te pareció digno de tomar en cuenta para apreciar a alguien?
La verdad es que la gente más joven que yo me da energía, pero también me dan cierta envidia, porque después de todo, tienen más tiempo, para equivocarse, para aprender. "Si lo que hoy sé lo hubiese sabido cuando tenía 13 las cosas habrían sido muy distintas" por eso a veces me dan ganas de decirle a la gente más joven todo lo que sé, olvidando que siempre se aprende más cuando uno lo descubre por sí mismo.
Supongo que todo lo que tú me decías era por lo mismo, porque querías que yo entendiera, así como a mi me gustaría que otras personas entendieran, querías que yo me diera cuenta, tanto como quiero que los demás se den cuenta, querías que no me doliera, tanto como yo quisiera que a nadie más le doliera.
Mil gracias por eso y más!!!

martes, 15 de febrero de 2011

Odio el teléfono

Durante alrededor de 10 años el teléfono fue el aparatito que sonó a mi lado cada día, cada semana, cada mes, cada año. Azares del destino me llevaron a ser la "contestadora" de mi casa.
Era yo a quien le daban los recados, la que excusaba a mi hermana y mi mamá cuando no querían atender una llamada, la que debía anotar quién había llamado a qué hora y si pedía que se le devolviera la llamada o si iba a llamar de nuevo. Fui yo quien se tuvo que inventar mil pretextos de porqué mi hermana no estaba en la casa cuando le llamaban, cuando en realidad lo único que sucedía es que estaba echándola sabroso y sin querer contestar, tuve que atender llamadas para mi mamá y tomar cautelosa nota de lo que decían, porque si no luego se enojaba, y hasta tuve que recordar si buscaban a mi papá de quién sabe qué banco para ofrecerle quién sabe qué tantas más cosas. El resultado: Odio el teléfono.
En mi casa se acostumbraron tanto a que era yo la encargada de responder a ese sonido, que nadie movía un sólo músculo mientras el aparatito hacía su estruendo en mi cuarto, mientras yo, tratando de dormir, descansar, escuchar música o simplemente desconectarme del mundo o lo que fuera, estaba obligada a atender la llamada, porque si no... nadie lo hacía, y además se molestaban conmigo por no haber contestado sólo porque: soy la que está más cerca del teléfono. Después no importaba si yo me encontraba al otro extremo del lugar donde el chunche del demonio sonaba, nadie en mi casa era capaz de atender el odioso llamado. Lo peor de todo es que la mayoría de las llamadas ni siquiera eran para mi. Mi alergia a tener un aparato tan molesto pegado a mi oreja por más de 5min, hizo que pocas personas encontraran agradable el llamarme y mantener extensas conversaciones conmigo, así que mis llamadas eran cortas y concisas.
Así era mi vida de "secretaria" en mi casa, hasta que un día decidí ponerme en huelga. No importaba cuántas veces sonaba el teléfono, yo no contestaba, y muchas veces llegué a bajarle el volumen para que el molesto ruidito no fuera perceptible a mis oídos. Después de que en mi casa se molestaron unas cuantas veces por no haber atendido el teléfono, llegaron a la hermosa solución de sacar el teléfono de mi cuarto, acción que tomó 1 año en llevarse a cabo, mientras el odio hacia el susodicho cachibache se iba acrecentando en mi corazoncito.
Hoy el teléfono salió de mi cuarto para nunca más volver (espero yo), sin embargo el odio que día a día fue creciendo dentro de mi, dudo que desaparezca así como así.
Honestamente me choca hablar por teléfono, me choca el sonidito que hace cuando llaman, me choca que no se le entienda a la gente, me choca que la oreja se me caliente, me choca no verle la cara a la persona con la que estoy platicando, me chocan los silencios que se hacen vía telefónica, me chocan las interferencias, los números equivocados, las promociones, la gente que habla sólo porque no tenía otra cosa qué hacer y pretende sacarme la plática (aunque reconozco que hay llamadas que he llegado a agradecer), pero en general mantener una plática de más de 10min hace que me dé sueño, son pocas las llamadas largas que realmente he disfrutado.
Odio el teléfono, lo odio como sólo una secretaria a la fuerza y sin sueldo puede odiarlo. Lo odio tanto!!! Y realmente no creo que alguien alguna vez comprenda lo mucho que lo odio.

lunes, 14 de febrero de 2011

Grinch rojo vol. 2

La parte más interesante de mi 14 de Febrero fue la discusión con mi mamá...

y luego preguntan que porqué soy Grinch del 14 de Febrero... pfff!!!

sábado, 12 de febrero de 2011

Paciencia

A pesar de que muchas personas me consideran como alguien que pierde el control fácilmente, la verdad es que yo me considero muy paciente con las personas.

Varias veces me he topado con gente que me dice: yo que tú ya no le hablaría, en tu lugar me enojaría, ya no le hables, etc. Sin embargo yo sigo ahí, porque normalmente es gente que me importa, y creo que soy capaz de pasar por alto varias situaciones sin que eso afecte la relación que llevo con alguna persona.

Aun así hay veces que sí llego a perder la paciencia, y entonces me pongo a pensar: si yo estoy perdiendo la paciencia es porque neta esta persona esta maaal de su cabeza.

Sí soy capaz de pasar por alto muchas situaciones, pero después de que una persona me ha pedido disculpas varias veces (y casi siempre por la misma razón y la misma situación) comienzo a pensar que su comportamiento es un patrón, y que se están aprovechando de mi paciencia y mi capacidad de seguir ahí.

Si hay algo que no soporto es que la gente se aproveche de mí, real NO LO SOPORTO.

domingo, 6 de febrero de 2011

¿de qué me sirvió el orgullo?

Alguna vez dije que, cuando leo algo y encuentro ahí descrito el sentimiento que alguna vez me ahogaba y al que no había podido ponerle palabras, es cuando me enamoro de un texto. Por hoy sólo escribiré esto:

¿De qué me sirvió a mi el orgullo? ¿De qué me sirvió dejarte despierta noches y noches? ¡De nada! Sirvió para echarme fuego encima, porque tú crees que el tiempo cura y las heridas cierran y eso no es verdad ¡no es verdad! Cuando las cosas llegan a los centros no hay quien las detenga.

Federico García Lorca

miércoles, 2 de febrero de 2011

Adriana

Triste pero cierto, una chava de la Facultad desapareció, no, yo no la conocía, más que de vista, porque iba en el salón de una amiga, así que llegue a verla algunas veces. Supongo que no hay nada más desesperante que no saber en dónde está alguien. Cualquier tipo de información se agradece. Desapareció el día de mi cumple (miedo), tal vez por eso recuerdo perfectamente el tiempo que lleva perdida.
Su nombre completo: Adriana Morlett