No es la primera vez, pero siempre es de la misma manera: en un accidente de auto en la carretera, siempre es cayendo en un barranco; tal vez por eso soy tan paranoica con los coches y las carreteras.
Lo que me queda de esos sueños es lo que pasa justo un segundo después de darme cuenta de que va a ocurrir el accidente, sonrío.
Supongo que es un momento de resignación, de aceptación ante lo que sé que va a suceder y la completa seguridad de que lo único que me queda por hacer es sonreír por la vida que se me ha agotado.
Siempre despierto sobresaltada, sintiendo el corazón latir con todas sus fuerzas, escuchando mi respiración alterada, siempre tengo todos los sentidos alertas, como recordándome que sigo viva y que fue sólo un sueño. Jamás puedo volver a dormir.
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