No es que tenga un trauma con las chamarras a cuadros, no es mi culpa que la gente las compre.
La primera vez que te vi con esa chamarra me sorprendí, no parecía ser una chamarra que tú comprarías, aún así el uso frecuente de ella me hizo darme cuenta de que en realidad te gustaba esa chamarra. Era una chamarra fácil de recordar y que dificilmente llegaría a agradarme algún día.
Después... por alguna extraña razón comenzó la invasión de chamarras iguales a esa, por todos lados había una chamarra como esa, y entonces parecía que te veía por todos lados, sólo que a veces la chamarra estaba más descuidada, o siendo usada por una espalda más ancha, más chaparra, más encorvada, pero por todos lados aparecía la chamarra. Y comencé a tomar como un augurio, cada que veía la chamarra seguramente te vería a ti, o tendría noticias tuyas, y pasé de emocionarme por ver esa chamarra a tener miedo de verla, hasta que al final terminó chocándome el hecho de ver la chamarra.
Algo es seguro, lo que más me gustaba de esa chamarra era cuando te la quitabas.
Para ver la versión anterior de la chamarra a cuadros click aquí.
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