Debo reconocer que era un día que estaba triste por él, en todo el día no había podido dejar de pensarlo.
Y entonces vi la luna, la luna llena en medio de la noche, iluminándolo todo, y casi en cuanto la vi me viniste a la mente, me tomó como unos tres segundos darme cuenta que a pesar de que en todo el día había pensado en él, tú fuiste la primer persona en quien pensé cuando vi la luna, y entonces sonreí.
Me di cuenta que el dolor de perder a cualquier otra persona es NADA comparado con el eterno dolor que tengo por no tenerte a ti, así pues soy invencible, soy insensible, nada ni nadie puede lastimarme o dolerme más que tu recuerdo, que tus palabras, que tu ausencia aquí.
Supongo que debería agradecerte, porque a pesar de que me dueles, haces que todos los demás dolores se reduzcan a nada, y entonces me haces sonreír.
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