Fui porque había
visto el edificio en fotos y me pareció interesante, pero no pensé que lo que
vería en la exposición me dejaría tan impactada.
Con una doble
fachada de una malla de distintos tonos de verde, y soportado sólo por los
extremos del prisma rectangular que lo forman, dejando en medio una explanada
que no tiene mucho uso al parecer, pero que le dan una vista interesante al
edificio, con espejos de agua que sólo son vistos desde las partes elevadas de
la explanada y desde algunos puntos dentro del museo; así se presenta el Museo
de la Memoria.
Me gustó el museo,
aunque el recorrido dentro de la exposición de pronto parece un poco confuso, el
baño está hermoso, lugar al que pocas veces se le pone atención en el diseño
pero que en este caso sobresale, las escaleras me encantaron, a pesar de estar
un poco ocultas, y también considero que la iluminación que recibe el museo no
es la mejor para una exposición, sin embargo la primer sala de exposiciones con
su gran altura y el cubo sobresaliente del nivel superior con las luces que
semejan vela encendidas y la pared llena de fotos con rostros de distintas
personas y algunos recuadros en blanco y negro, dan la bienvenida a una
exposición que estoy segura quedará en mi Memoria por muchísimo tiempo.
La exposición está dedicada a la dictadura
de Pinochet en Chile, con todo lo que eso significó. Adentrarme en esa parte de
la historia chilena de la que realmente conocía muy poco, resultó en una
conmoción emocional en la que más de una vez hice el esfuerzo por no comenzar a
llorar.
La exposición comienza con videos de
lo que fue el 11 de septiembre de 1973 (no, no el 11/09 de Nueva York), día en
que Allende murió después del ataque al Palacio de la Moneda, Edificio de
Gobernación de Santiago de Chile. Ver los vídeos de las bombas estallando en un
edificio por el que ya he pasado tantas veces fue lo primero que me
desconcertó, y de ahí ya no pude salir del asombro. Escuchar el último discurso
que Allende dio al pueblo de Chile, escuchar la justificación de los
responsables del golpe de estado, y sobretodo escuchar los testimonios de las
personas que vieron su vida cambiar a partir de ese momento, en el que la
libertad de expresión y sobretodo de vivir les fue arrebatada por la fuerza,
con armas, muerte, amenazas y tortura.
Que yo sepa en México jamás se vivió
bajo un toque de queda, donde estar fuera de tu casa a ‘deshoras’ significaba
ser acusado de sospecha y arrestado, para luego desaparecer o ser asesinado;
con todo y los montones de capítulos grises que existen en la historia de
México.
Vivir con censura y bajo torturas,
escuchar y leer sobre eso me causó un escalofrío, y casi quise salir corriendo.
No dejaba de pensar en lo horrible que sería vivir así, cuando todos los
horrores dejan de ser sólo parte de una película o una novela y se convierten
en realidad.
Conocer parte del arte que se
desarrolló en ese momento, siempre ocultando algo, clandestino, censurado…
estamos tan acostumbrados a gritar y decir siempre lo que pensamos y lo que no
nos parece (a pesar de no siempre ser escuchados), que siento que a veces se
nos olvida disfrutar de poder hacerlo, y hacerlo con un objetivo claro de
comunicar y de realizar intercambio de ideas.
La parte más alegre de la exposición
es un vídeo final donde muestran las campañas para la votación del Sí o del No,
donde se definió si se continuaría con la dictadura o si, finalmente, se daba
paso a la democracia. Ganó el No, la dictadura terminó, y ver a la gente
celebrarlo por las calles, todos unidos, bailando, cantando, disfrutando,
hablando, caminando por las calles ya sin miedo, dándoles la mano a los
carabineros que días antes los golpeaban, son imágenes que se quedarán en mi
memoria por siempre, la prueba clara de la unión de los chilenos, de la
humanidad y que la búsqueda por una vida tranquila para cada ser humano debe
ser hecha hombro con hombro para lograr los cambios más significativos.
Las imágenes que tengo bien claras, de
todos los videos vistos, son las del zorrillo y el guanaco detrás de la gente,
dispersándolos para que no se manifestaran contra la dictadura ¿qué diferencia
hay con las imágenes que dejan después de cada marcha del movimiento
estudiantil? ¡Ninguna! ¡La represión para manifestarse sigue siendo la misma!
La impotencia de quienes buscan alzar la voz también, pero estoy segura de que los
ánimos y la fuerza para lograr un cambio van en aumento cada día.
¡Ánimo y fuerza Chile!