(No
el de Brasil, el de Bolivia)
Pueblito
pequeño. Justo frente al lago Titicaca, lo mejor del trayecto para llegar allá
es el barquito al que uno se debe de subir para cruzar una parte del lago y
donde el autobús también se sube a un bote-para-autobuses y cruza el lago.
Jamás en la vida había visto a un autobús sobre un barquito tan improvisado
meneándose junto con el vaivén del agua del lago, en cualquier momento yo
esperaba que el barquito cediera y se hundiera junto con nuestro tambaleante
transporte, pero no sucedió.
Hacía frío,
pero ya estaba yo acostumbrándome a ese clima de frío mientras no hay sol y
calor extremo en cuanto sale. Lo triste fue nuestro hostal donde conseguir agua
caliente resultó imposible.
El pueblito se
puede caminar cómodamente, probablemente lo más interesante sea el lago
Titicaca y un mercadito donde se puede probar lo que la gente de allá está
acostumbrada a comer, según escuché también se puede uno ir caminando a una
iglesia o algo parecido arriba de un cerro, nosotros no teníamos tiempo, sería
una visita de un solo día. Nuestras compras en el mercadito incluyeron
platanitos secos, fruta, pan y algo de jamón para hacernos unos sándwiches para
desayunar.
En el lago
Titicaca se puede visitar la Isla del Sol y la de la Luna, nosotras sólo fuimos
a la del Sol, pasamos todo el día allá. Existía la opción de cruzar toda la
isla caminando, pero nos advirtieron que los pueblerinos a mitad de la isla
cobraban por pasar, decidimos ahorrarnos eso y tomamos el botecito que nos
llevaba al otro lado de la Isla.
Increíble la Isla
del Sol, fue el primer lugar donde vimos una zona arqueológica de los incas y
desde entonces noté la diferencia con las demás zonas arqueológicas que hasta
entonces había visitado, claramente todas dentro de México.
Me gustó
perderme en el laberinto de casas, y quedarme viendo un buen rato el azul del
Lago Titicaca, subir la escalera del inca sentirme en un lugar tan distinto a
cualquier otra cosa que hubiera visto.
No pude sacar
dinero en Copacabana, porque el cajero decía que fallaba conexión, así que la
última oportunidad de comprar cosas súper baratas se me escapó allí, no me
angustié mucho, seguramente en Machu Picchu encontraría algo que valdría más.
Sí regresaría
a Copacabana, para conocer también la Isla de la Luna, y tal vez aventurarme a
pasar una noche en la Isla del Sol, sólo para decir que he dormido viendo el
lago Titicaca, pero definitivamente tendría que asegurarme que en el hostal sí
habrá agua caliente e Internet.
Regresando de
la Isla del Sol tomamos nuestro autobús a Puno.
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